Stock de desempleados

La destrucción de empleo ha sido muy intensa durante esta crisis, sobre todo en el sector de la construcción, las industrias manufactureras y en los servicios, lo que entre líneas significa: destrucción de empleo poco cualificado. La misma destrucción que en las anteriores crisis con el mismo comportamiento alcista de los salarios, tanto nominales como reales, que solo se está moderando tras la Reforma Laboral de 2012, ya durante cinco años de recesión los salarios nominales han aumentado un 10% (a excepción de los empleados del sector público). Este dato se enfrenta a un informe del Banco de España que asegura que los salarios en España han caído más del 2%, según datos del INE y su encuesta de costes laborales, los salarios cayeron en España por primera vez en el cuarto trimestre de 2012, con un recorte del 3,6% interanual arrastrada por la supresión de la paga extra a los funcionarios.

Según las encuestas realizadas por el Banco de España, solo el 6% de las empresas españolas han podido reducir salarios, mientras que el 68% ha reducido la plantilla. Aunque García Brosa y Sanromà afirman que la mayor parte del desempleo reciente es coyuntural, se está generando un nuevo aumento del paro estructural.

Con las mismas características de las crisis anteriores: baja intensidad en la búsqueda de empleo, lo que provoca que prácticamente pasen a ser inactivos (según la categorización de la EPA); parados procedentes de un sector que no reaparecerá (la construcción), y cuyos desempleados no se ajustan a la nueva demanda de mano de obra ni en estudios, ni en experiencia laboral.

A esto debemos sumarle un drama agudo en lo que respecta a la movilidad de los desempleados, ya que España, un país donde el 80% de la población está sujeta a la propiedad de su vivienda, con la actual caída de precio en los activos inmobiliarios, un cambio de residencia supone venderla por debajo del precio de compra.
La tasa de desempleo estructural ha aumentado cuatro puntos en España entre 2007 y 2012, alcanzando el 16,5%, es la mayor de la OCDE y la que más ha aumentado. La negociación colectiva que ha resultado de la Reforma Laboral de 2012 puede bajar esta porcentaje en cuatro puntos, siendo optimistas, ¿pero qué pasa con el resto? Se sumarán un par de millones a los dos millones con los que ya contábamos en la fase expansiva del ciclo, vendrán nuevas oleadas de inmigrantes para que se baje un par de puntos el desempleo por medio de una moderación salarial…

El futuro que nos espera en España no es para nada alentador, en un artículo del diario El País, podíamos leer:

“Pese a la gravedad de la crisis y el sufrimiento que conlleva, no estamos arreglando ninguno de los problemas estructurales del mercado de trabajo. De hecho, la temporalidad no solo se ha mantenido sino que ahora empieza a aumentar [roza el 24% de los contratos]; se ha introducido con fuerza el tiempo parcial no querido por los trabajadores [crece a ritmos del 9% interanual] y el empleo autónomo, que se promociona desde el Gobierno y que genera mucho asalariado encubierto al dejar de estar protegido por los convenios colectivos [en febrero 44.000 de las 61.000 afiliaciones fueron de este tipo de trabajadores]. Esto nos lleva a un empobrecimiento de la población asalariada que en el futuro puede continuar e incluso acentuarse”, advierte Cebrián. (Gómez, M.V. y C. Sánchez-Silva, El País, 2014).

Con la última EPA se confirma que hay casi 6 millones de parados, de los cuales el 50,1% son de larga duración, el número de hogares sin ingresos llega a los 736.900. Y el drama es que la tasa de cobertura es del 60,33%, y de ellos, la miad no recibe más que 426 euros.
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Como hemos visto, el porcentaje de personas que cada vez esperan más tiempo por un empleo no hace sino aumentar, tenemos alrededor de dos millones de desempleados que provienen directamente de la construcción y que no pueden esperar volver a ella. Por lo que o se hace una inversión racional en políticas activas de empleo y reciclamos en la medida de los posible a este sector, o será acumulado a esos dos millones de personas que son por naturaleza paradas y a las que el mercado de trabajo no puede absorber porque no dan respuesta a las necesidades de las empresas.

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